La crisis de suministro ya amenaza ventas y beneficios de gigantes del textil

El sector textil, uno de los más afectados al explotar la pandemia del Covid-19, se encuentra con una importante piedra en su camino para recuperar los niveles de ventas y rentabilidades previas a la pandemia. La crisis logística y de suministro de productos procedentes de Asia, sobre todo de China, y que afecta a una variedad de sectores, está impactando con fuerza a las multinacionales del sector.

Así lo están reconociendo grandes multinacionales del sector. Gigantes como H&M, Nike o los especialistas online Asos o Boohoo han sido claros al respecto en sus últimas presentaciones de resultados: las dificultades para abastecerse repercutirán en sus cuentas de resultados.
Los responsables de H&M reconocieron que en septiembre no pudieron satisfacer toda la demanda, y han trazado unas expectativas de crecimiento muy conservadoras para el cierre del año e inicio de 2022, en vistas que la situación durara varios meses más. Desde entonces sus acciones han caído un 7%.

Nike, el gigante estadounidense de la ropa deportiva, tampoco se libra. Tras cerrar su primer trimestre fiscal en agosto, ha decidido rebajar su previsión de crecimiento de ingresos para todo el ejercicio desde dobles dígitos al entorno del 5%. “La demanda por nuestros productos está en máximos históricos”, dijo su responsable financiero, Matt Friend, en la presentación de resultados. “Sin embargo, esperamos que los plazos de entrega sigan siendo altos para todo el año. La situación ha empeorado en el primer trimestre por la congestión en el transporte marítimo y ferroviario”, dijo. Su rival, Adidas, calculó un impacto de 500 millones en sus ventas del primer semestre y una cifra similar para el segundo.

Retrasos de seis semanas

Fuentes empresariales consultadas por este periódico hablan de retrasos de hasta seis semanas en la entrega de mercancía. Estas describen que todos los operadores están teniendo que buscar alternativas al transporte marítimo, habitualmente el más barato, y que en la actualidad ha multiplicado su coste ante la escasez de navíos y contenedores. El más rápido, el aéreo, es también el más caro y tampoco ha recuperado los niveles previos a la pandemia, en un momento de máxima demanda por parte de los operadores.

Otro ejemplo es Asos, el operador online británico, que ha dibujado una previsión de beneficios antes de impuestos hasta un 40% inferior a la de su ejercicio 2020-2021. “Prevemos que nuestro rendimiento en los próximos 12 meses se vea penalizado por la volatilidad de la demanda y las presiones en la cadena de suministro y en los costes”, dijo su director financiero Mat Dunn este lunes. Su rival Boohoo también ha revisado a la baja su previsión de ebitda ajustado ante los mayores costes provocados por la cadena de suministro.

Otras empresas del sector se muestran más optimistas, aunque reconocen que la coyuntura afectará a sus márgenes. Levi’s estimaba en verano un impacto sobre sus ventas de apenas 10 millones de dólares en el tercer trimestre y una cifra similar para el último, aunque reconocía un impacto negativo de 70 puntos básicos en su margen bruto por los mayores costes aéreos. En el caso de GAP el impacto sobre el margen era de 110 puntos básicos, aunque añadía que sus previsiones podían variar “por una significativa inversión en el transporte aéreo para mitigar los mayores plazos de entrega y los retrasos en el transporte”.

Incluso Inditex, a través de su presidente Pablo Isla, reconoció en septiembre que “los costes del transporte aéreo están creciendo”, aunque confiaba en cerrar el segundo semestre con “un margen bruto y unos costes saludables”. Su mayor producción en proximidad reduce su exposición.
Mango explica que se han buscado “alternativas y soluciones” para el normal abastecimiento desde Asia, recurriendo al transporte ferroviario, de carretera y aéreo cuando ha sido necesario, además de alquilar contenedores. La compañía mantiene su previsión de mejorar los beneficios logrados en 2019. Fuentes de Tendam explican, por su parte, que trabajan con “ciclos más largos de planificación”, al estar fuera del segmento fast fashion, lo que les permite anticipar la gestión de los pedidos.

VIETNAM, OTRO FOCO DE PREOCUPACIÓN

Pandemia. Si la crisis logística y de suministro no fuese suficiente, el sector textil ha sumado en las últimas semanas un nuevo foco de preocupación: la situación del Covid-19 en Vietnam. Este, uno de los principales países fabricantes para la industria, experimentó entre agosto y septiembre la peor ola de casos y fallecimientos ligados al coronavirus, llegando a alcanzar los 15.000 contagios diarios y superando los 18.000 fallecidos entre ambos meses. Una situación que obligó a parar el país, lo que incluyó el cierre de las fábricas. Nike explicaba hace unos días que “prácticamente todas las fábricas de calzado de Vietnam siguen cerradas por mandato del Gobierno”, sumando más de 10 semanas sin operar. Para GAP, este es uno de los cinco países de suministro más importantes. Sus responsables reconocieron que han tenido que trasladar producción a otras zonas del sudeste asiático, India o Latinoamérica. Lo mismo hizo Adidas, que como Nike ha reconocido que “la gran mayoría de la capacidad productiva en el país no ha estado disponible desde mediados de julio”.

Fuente: Cinco Días

 

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