Los supermercados se ven obligados a adquirir envases de un sólo uso y prevén que los fabricantes de envases eleven sus tarifas en los próximos meses para repercutir el impuesto que lleva un mes en vigor
La idea del impuesto al plástico del Gobierno, a priori, es fomentar el uso de envases reutilizables y reciclados. Sin embargo, esta tasa de 0,45 céntimos por kilo, que ya lleva un mes en vigor, está suponiendo un quebradero de cabeza para las empresas que aún no saben cómo declararlo y, sobre todo, no cumple su objetivo principal por una razón muy sencilla: la escasez de plástico reciclado impide que las compañías puedan adquirirlo, viéndose obligadas a optar por envases de un sólo uso, más contaminantes y, ahora, también más caros. Aunque la industria que utiliza materiales plásticos es muy amplia, los consumidores lo notarán en primer lugar en su cesta de la compra, que ya de por sí sufre la elevada inflación –el IPC de los alimentos se disparó un 15,7% en enero–.
«Los supermercados, así como el resto de empresas, nos gustaría hacer uso de plásticos reciclados, pero no hay suficiente. Es un problema de capacidad del sistema de reciclaje y, hasta que eso no mejore, seguirá habiendo escasez y, por tanto, se seguirá usando más plástico convencional», explica a LAS PROVINCIAS el director de la Asociación de Supermercados de la Comunitat Valenciana (Asucova), Pedro Reig, quien añade que «todavía no se ha notado especialmente» la repercusión de este tributo en los supermercados porque la industria fabricante aún tiene que «actualizar tarifas» en los próximos meses.
En el marco de la Unión Europea, este tributo sólo lo exige España. «Esto supone una pérdida de competitividad de las empresas en el mercado comunitario a lo que se suma otro efecto importante en nuestro país: la escasez de residuos para la producción de material reciclado», explican, por otro lado, desde la plataforma española EsPlásticos, a este diario.