La importancia de un escaparate bien iluminado

Con la luz se trata de canalizar la atención del cliente hacia los productos mostrados

A la hora de su utilización hay que tener en cuenta dónde está emplazada la tienda y los factores que la rodean

Una de las polémicas que ha traído consigo el nuevo plan de ahorro energético aprobado por el Gobierno, y que ha entrado en funcionamiento este miércoles, es el apagado de las luces de los escaparates a partir de las 22 horas. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha mostrado su rechazo asegurando que es una medida que llevará inseguridad a las calles, que quedarán menos iluminadas, además de una sensación de pobreza y tristeza. La luz es un elemento clave a la hora de diseñar un escaparate, aunque, en contraposición con las palabras de la líder del PP madrileño, a la hora de trabajar con ella no se tiene en cuenta si dotarán a las vías de una mejor iluminación, labor para la que existen las farolas.

“Con la luz puedes trabajar desde colores, intensidad y potencia. Incluso varía mucho si es una lateral o una incandescente superior. Lo que haces es canalizar la atención del cliente. Puedes, por ejemplo, realzar un objeto y dejar otro más oscuro, o darle una tonalidad diferente al producto frente al resto del escaparate. Lo que se pretende es orientar la vista del cliente, esa es su función. Bien trabajada la composición, lo que consigues es que el consumidor siga una línea visual que tú quieres. Igual te interesa que empiece por arriba a la izquierda y acabe en el medio, por poner un ejemplo. Se trabaja la iluminación en relación a ese trayecto que quiere que haga”, explica Aitor Pardo, subdirector de la escuela superior de escaparatismo, visual merchandising, diseño e imagen Ártidi.

A la hora de idear el proyecto de un escaparate no solo se toma en consideración qué hay dentro de él, también las condiciones del entorno en el que se sitúa, porque pueden acabar afectando a la obra final. “Se debe tener en cuenta las farolas de la calle, la orientación que tiene el establecimiento, las horas de sol que le dan, incluso la cristalera. Hay tipos de cristal que reflejan mucho la luz y no dejan ver qué hay al otro lado. En eses caso, hay que tener suficiente potencia de iluminación para vencer dicho reflejo”, aclara Pardo.

La manera en que se proyecta un escaparate depende también del tipo de marca. Las enfocadas al lujo prefieren, por lo general, que no se vea el interior de la tienda, dando así más privacidad al cliente, por lo que apuestan por montajes que ocupan más espacio y permiten mayor libertad artística. Están pensados para llamar la atención y hacer que el viandante se acerque. Por otro lado, los establecimientos de fast fashion, como Zara, que ha declinado participar en este reportaje, tienen escaparates abiertos para, además de mostrar prendas, permitir que el consumidor vea el interior. Del mismo modo, se tiene en cuenta la colección que se va a presentar, así como las tendencias en arquitectura y diseño industrial, que sirven de referencia, como explica João de Magalhães, director de escaparatismo de Mango.

La época del comercio electrónico

El aumento de las ventas por internet podría llevar a pensar que el escaparate tradicional va perdiendo importancia a la hora de atraer al consumidor. Sin embargo, los expertos consultados consideran que sigue siendo una parte fundamental a la hora de vender. “Las tiendas siguen teniendo un papel relevante en nuestra relación con los clientes. Son un punto de encuentro privilegiado de la marca con los clientes, donde podemos ofrecer experiencias únicas y personalizadas”, asegura De Magalhães. Añade también que en el grupo textil en el que trabaja creen que sigue habiendo mucha gente que acude a las principales avenidas de las ciudades sabiendo que “en estas localizaciones específicas se realizan decoraciones más exclusivas”.

Fuente: Cinco Días

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