Las tiendas a granel y ecológicas proliferan en València

No hace tanto, comprar a granel era algo habitual; acercarse a la tienda del barrio con la lista de productos y su cantidad exacta para que, con paciencia, cada uno de esos artículos los fueran pesando. Una bolsita de café, cien gramos de lentejas castellanas, un puñado de almendras… Incluso había quienes se llevaban sus propios recipientes para reutilizarlos. Ese modelo de negocio tradicional quedó prácticamente desaparecido con la llegada de los supermercados y las grandes superficies. Fue entonces cuando los lineales se llenaron de plásticos, tetrabriks y embalajes diversos para vender los productos envasados y con medidas estándares.

Sin embargo, en los últimos años las tiendas a granel han vuelto a los barrios impulsadas por una mayor conciencia ecológica, la preocupación por una alimentación más saludable, la necesidad de promover los productos de kilómetro 0 y por la problemática de los plásticos. Una manera de evitar los residuos, comprar a pequeños productores y fomentar la alimentación consciente; es decir, saber quién está detrás del alimento que se consume.

Un cambio de modelo a los orígenes que sigue siendo algo minoritario, aunque cada vez hay más tiendas a granel en València y más quienes optan por comprar en ellas. Lo hacen para desperdiciar menos comida, no llenar hasta los topes el cubo amarillo del plástico y, sobretodo, porque el planeta necesita de pequeños gestos que cambien su devenir. Y es que, no hay que olvidar que la alimentación es una de las actividades humanas con un mayor impacto ambiental y por ello es urgente cambiar los patrones actuales.

¿Y dónde se puede comprar a granel en València? Valencia Plaza ha recorrido cinco tiendas de distintos barrios de la ciudad.

Cocó Granel: Comprar con los sentidos

Al entrar, el olor despierta los sentidos y su coqueta decoración llama la atención, con esos sacos de rafia exhibiendo legumbres, arroces, cuscús… y botes de diferentes tamaños y formas para conservar especias, frutos secos o frutas deshidratadas. Una tienda en el corazón de Ruzafa abierta en 2017 en la que se pueden encontrar más de 500 referencias. Al margen de los productos ecológicos y de kilómetro cero, tiene otros de precio justo —como la quinoa de Perú o el café de Colombia— y también miel a granel.  “Venir a la tienda no es solo comprar lo que necesitas, es una experiencia sensorial en la que se huele, se ve el producto y en la que sabes su procedencia”, explica Vicen Sáez, propietaria de Cocó Granel, ubicada en la calle Sueca número 60. 

Una experiencia a la que cada vez más personas se unen pues “hay una tendencia a comprar productos de calidad porque la gente tiene más conciencia de la importancia de alimentarse bien”. Por ello, Vicen selecciona con mimo cada uno de los productos y conoce el rostro de las personas que están detrás. También sus historias, esas que relata a los clientes cuando preguntan por su procedencia. Así lo hace Vicen con una señora mayor que entra con su carro y le da varios frascos para que los rellene. “Si vienen con sus propios recipientes les hago un 5% de descuento”, detalla la propietaria.

La posibilidad de que cada persona pueda elegir el peso de cada producto para llevarse la cantidad que desea es muy importante para Vicen pues “al comprar la cantidad que necesitas no se desperdicia tanta comida”.

Biosofía: Productos de proximidad   

«Pienso lo que consumo, luego existo» esta frase rotulada en la pared de la tienda es la brújula que guía a Davide Magurano, propietario de Biosofía (calle Cuba, 45) a la hora de elegir los casi 500 productos que tiene en su tienda “Después de trabajar en distintas empresas quise emprender con algo que fuera afín a mi modo de entender la vida y donde la ética estuviera por encima de todo”, explica el joven italiano de nacimiento. Así, en 2016 abrió Biosofía, con la que Davide ha ido educando al vecindario: “ahora vienen muchas más personas que antaño porque la gente ve que comprar a granel tiene muchos beneficios”.

En la tienda hay muchos productos ecológicos pero David pone por encima reducir la huella de carbono, por ello apuesta por productores próximos: “El viaje que hace un producto ecológico para llegar hasta aquí hace que ya no sea tan sostenible por la huella de carbono que deja».

Un ejemplo de esa proximidad es la quinoa, que en vez de traerla de Perú la trae de España o las pastas italianas, traídas de Zaragoza. “Para mí es mucho más importante que el producto sea de calidad y que haya un precio justo para el productor a que sea ecológico”, comenta. Por ello, Davide es más partidario de que sus productos sean no-GMO —no han sido modificados genéticamente— y que, sin contar con el certificado oficial, sean productos en los que no se han usado productos químicos.

Por ello, casi todo lo que se puede ver en la tienda es producto de proximidad, de pequeños agricultores y de kilómetro 0. De hecho, al entrar en la tienda llama la atención esa mesa repleta de brócolis, aguacates, patatas, calabazas… “Hay que apoyar el comercio local y en València contamos con una excelente huerta», sostiene.

Al Grano: Productos artesanales 

Próximo al mercado de El Cabanyal (Just Vilar, 7) se encuentra Al Grano, una pequeña tienda donde todo es como antes. La italiana Cinzia Lagianese muele la pimienta al instante, prepara combinados de frutos secos o cereales y explica la procedencia de esas harinas que tiene en el centro de la tienda. Lleva solo tres meses al frente del local pero ya conoce a su clientela y prepara la comanda en un grupo de WhatsApp. “Siempre he sido una persona a la que le gusta comer sano y saber de dónde proceden los productos que como. Por ello, cuando surgió la oportunidad de estar al frente de esta tienda que me encanta y en un barrio que me encanta no lo dudé”, comenta con gran alegría.

Todavía no ha hecho el inventario completo de la tienda pero contando con la gran selección de tés y especies que tiene, cuenta con unos 700 productos en su tienda. La selección de todos los productos la hace según su filosofía: “Quiero potenciar el comercio sostenible, por ello intento colaborar con aquellos proveedores que no usen plásticos, sean productos artesanales y con mucho sabor”. Pone de ejemplo sus frutas y verduras de kilómetro cero pero también las granola que vende, que las trae una chica que las elabora de forma artesanal.

Cinzia Langianese, que antes trabajaba en el sector del turismo,  explica que las personas están cada vez más concienciadas en este tipo de comercio más sostenible: “al principio se piensan que los productos son más caros pero luego se dan cuenta de que no y, además, tienen más sabor que los que puedas encontrar en un supermercado”. Además, confiesa que le ha llamado la atención la variedad de cleintes que tiene: “pensaba que sería gente joven y extranjeros que residen en València pero lo cierto es que son personas de todas las edades las que vienen con sus envases a comprar”.

Granel Valencia: Cero plásticos 

Cerca de la finca Roja (Albacete, 13) se encuentra una de las tiendas a granel más antiguas de València, inaugurada en septiembre de 2015. Su propietaria, Amparo Sorolla, estudió ciencias ambientales y desde siempre mostró interés por el tema de la alimentación y el consumo responsable, de ahí que decidiera abrir una tienda a granel. “En la tienda no hay plásticos y se potencia que la gente reduzca los residuos y adquiera productos de calidad y de proximidad, pero también que el productor perciba un precio justo”, explica una de las trabajadoras señalando a un bote que parece plástico para explicar que está hecho de fécula de maíz.

En la actualidad cuenta con más de 300 productos donde la variedad y la calidad del producto es tan importante como la conciencia medioambiental: “Ahora hay más tiendas a granel que cuando empezamos pero no creo que sea una moda porque las modas son pasajeras, lo que ocurre es que estamos volviendo a los orígenes porque antes éramos más respetuosos con el planeta”. Tal y como explica una trabajadora, a su tienda vienen personas de otros barrios para hacer la compra: “tenemos clientes de todo tipo pero sobretodo personas que viven solas y quieren llevarse la cantidad justa que necesitan”.

De hecho, la compra a granel es una gran ventaja para las personas que viven solas porque “compran productos de calidad y se llevan solo lo que necesitan, por lo que no deben tirarlo a la basura porque se hace malo”. De esto modo, se puede comprar la cantidad necesaria de productos de uso diario (sin utilizar envases de plástico o reutilizando los propios) e ingredientes menos comunes, como harina de espelta, semillas de chía, algas… o incluso productos veganos como patés.

La Comanda a Granel: Productos de proximidad

Laia Frías y Berta Martín no paran quietas por la tienda, ya sea atendiendo a los clientes que van llegando o colocando los productos en su sitio. Abrieron su tienda en 2015 cuando el boom de las tiendas a granel todavía no existía y hoy son un referente en el barrio de Benimaclet. “Siempre nos había interesado la alimentación saludable y vimos que la manera en la que se consumía era un problema, con cantidades fijadas que acaban en la basura”, explica Laia Frías. Ese ímpetu por cambiar las cosas y el conocimiento de proyectos simulares en Berlín o Barcelona les llevó a abrir La Comanda a Granel (Juan Giner, 13).

Priman la proximidad frente a lo ecológico, por ello trabajan de forma estrecha con los pequeños comercios del barrio y con productores de proximidad. “Adquiriendo productos de kilómetro cero reducimos la huella de carbono y contribuimos a la economía local”, sostienen resaltado que “la calidad eco de un producto muchas veces no es la misma que la de un productor de toda la vida, por eso primamos la calidad y la proximidad frente a lo ecológico”. Por ello, se pueden ver arroces de La Albufera.

‘La Comanda’ tiene cereales de desayuno ecológicos, harinas, multitud de semillas y especias, así como café o algas. También es muy interesante la sección de productos de limpieza y baño ecológicos, como gel de ducha, champú, detergente y suavizante, fabricados en Aragón y Cataluña. Apenas tienen productos procesados y envasados, ya que buscan inculcar una forma diferente de consumir: “La gente viene con sus propios recipientes y se llevan lo que necesitan”. Entre sus top ventas, aparte de los cereales de consumo diario —especialmente los copos de avena— están la panela de comercio justo, las infusiones, las especias y las legumbres.

Fuente: Valencia Plaza

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