Movilidad y diseño urbano para conectar ciudad, comercio y personas

Ya están disponibles los vídeos del Taller Movilidad y Espacio público que realizamos en Las Naves el pasado 21 de abril. Podéis acceder a los vídeos en este enlace.

Tradicionalmente, la relación entre movilidad y comercio ha sido tensa, movida en algunas ocasiones por posturas encontradas y viscerales más que por argumentos razonados, certezas y datos, lo que ha convertido en un auténtico tour de force poder alcanzar acuerdos y soluciones que más o menos suavizaran las fricciones y equilibraran los intereses de residentes, clientes, comerciantes, hosteleros, repartidores, etc. de una determinada zona comercial urbana.

La movilidad rodada ha sido demonizada por los impactos negativos que genera: contaminación del aire, ruido, siniestralidad, ocupación de espacio público, etc. y muchas de las propuestas de mejora de la calidad del aire, de disminución de la contaminación acústica o de mejora de la seguridad y de la calidad de los entornos urbanos han optado por la erradicación del vehículo en determinados ámbitos acotados espacial y/o temporalmente, por medio de la peatonalización.

Esta no-solución, válida en determinados ámbitos de escala reducida, tramas urbanas densas o complejas, entornos históricos, patrimoniales, turísticos o naturales, no es válida para todos los casos. Es más, no hay soluciones de movilidad enteramente descarbonizadas, ni totalmente silenciosas o seguras y que no ocupen el espacio de nuestras calles y que sean, además, aplicables ahora y en todas partes.

Asumiendo que la movilidad es necesaria para nuestras relaciones y desarrollo, para el abastecimiento de nuestras ciudades y para mantener un flujo de intercambios sano y enriquecedor con nuestro entorno, se plantean dos modelos que pretenden minimizar los impactos negativos de la movilidad.

Por un lado, el modelo de zonas de bajas emisiones (ZBE), que se centra en la gestión de la movilidad en ámbitos donde se sobrepasen ciertos límites de contaminación atmosférica o acústica, por la vía de la restricción de acceso y estacionamiento a los vehículos más contaminantes. Por otro lado, el modelo de la ciudad de los quince minutos, mucho más ambicioso y complejo, que aspira a hacer desaparecer los desplazamientos no deseados, permitiendo una vida de cercanía y una movilidad activa, auténticamente sostenible.

A pesar de que actualmente el único criterio legal para regular el acceso y permanencia en las ZBE es la clasificación de los vehículos por su nivel de emisiones, estas zonas pretenden impulsar una movilidad más sostenible e inclusiva, fomentar la movilidad activa y la recuperación del espacio público, promoviendo la mejora de la seguridad vial y la pacificación del tráfico.

La inminente puesta en marcha de estas zonas plantea todavía muchas dudas y cierto malestar tanto entre los comerciantes como entre las empresas de logística, que deben transformar sus flotas mediante vehículos cero emisiones, además del uso de la “ciclologística” y las soluciones de optimización de los repartos.

Por su parte, el desarrollo del modelo de la ciudad de los quince minutos tiene retos aún mayores. Además de la re-dotación a escala de barrio y ciudad de todos los equipamientos públicos y zonas verdes, debe llevar ese estilo de vida en cercanía a otras funciones fuera de la esfera de lo público: al ámbito laboral, pues el trabajo es el principal motivo de desplazamiento, al comercio, que debe ser de proximidad, y al consumo, que dentro de este modelo debería ser principalmente local.

Paralelamente, el diseño urbano ha evolucionado en los últimos años transformando el espacio público mono-funcional al servicio de la movilidad en un espacio más seguro, accesible, bello y vibrante.

Actualmente, la transformación del espacio público se articula sobre otras necesidades y nuevas sensibilidades, que se pueden agrupar en tres ejes:

La ciudad humana y saludable, por medio de estrategias de recuperación de espacios públicos para usos estanciales, de reverdecimiento del espacio público y de adaptación al cambio climático.
La ciudad cuidadora e inclusiva, con una visión mucho más amplia, plural y respetuosa, que contempla todas las necesidades de manera diferenciada, para conseguir espacios inclusivos para todas las personas y que el espacio público pueda ser utilizado por todas ellas en igualdad de condiciones, yendo mucho más allá de la mera supresión de barreras arquitectónicas.
La ciudad atractiva y dinámica, que es capaz de dar respuestas ágiles a las necesidades cambiantes, de forma resiliente, táctica y participada, haciendo un uso humanizado de las nuevas tecnologías, explorando el potencial de los datos masivos y la información disponible para el análisis y la planificación urbana.

De todo ello, nuevas tendencias en movilidad urbana sostenible y nuevos enfoques en el diseño urbano centrado en zonas de concentración comercial, se reflexionó y debatió en el Taller PATSECOVA sobre movilidad y espacio público en Las Naves el pasado 21 de abril.

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