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La inflación y el precio de los alimentos: su impacto en las familias valencianas

Desde el verano de 2021 la inflación ha aumentado rápida y significativamente, situándose en términos de variación anual en el 6,5% en 2021 y en el 5,7% en 2022.Una alta inflación tiene consecuencias económicas negativas para la mayoría de las familias.

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Estado: Terminado
Promueve: Oficina PATECO

Este documento tiene como objetivo principal analizar las consecuencias que la alta inflación de los alimentos, que se viene produciendo en los últimos meses, está afectando a los consumidores valencianos. Para ello se hace un recorrido de las principales causas explicativas de este complejo fenómeno que tiene sus orígenes en como el aumento de los costes y la energía, por diversos motivos, han afectado a toda la cadena de valor.

Igualmente, se ha analizado como los distribuidores minoristas han trasladado estos precios a sus lineales aportando datos que permiten sacar conclusiones sobre, hasta qué punto, la inflación de los alimentos responde al incremento de costes o a la subida de los márgenes empresariales. También recoge un repaso de las principales medidas públicas que se han puesto en marcha para frenar esta escalada de precios. En este caso, el objetivo ha sido analizar su efecto y en qué medida están sirviendo para reducir la inflación alimentaria y ayudar a las familias más vulnerables. Finalmente se recogen distintas proyecciones sobre lo que puede pasar en lo que queda del año 2023, en el que se espera que la presión inflacionaria empiece a reducirse, en el marco de un escenario de alta incertidumbre y una previsible desaceleración económica.

Principales conclusiones:

  • El aumento de la inflación es un fenómeno global que tiene su origen en múltiples factores y que está afectando de forma, más o menos intensa, a la mayoría de países. Desde el verano de 2021, la inflación en España ha aumentado rápida y significativamente, situándose en términos de variación anual en el 6,5% en 2021 y en el 5,7% en 2022. En febrero de 2023 se ha situado en el 6,0% y en marzo en el 3,3%, con una inflación subyacente (que excluye la energía y los alimentos frescos) del 7,5%. Es decir, en este último mes, los precios no han dejado de subir, aunque lo han hecho más lentamente.
  • El fenómeno de la inflación es muy complejo y un aumento tan significativo como el que se ha producido a partir del año 2021 obedece tanto a razones cíclicas como estructurales, entre las que se pueden citar como más importantes, la fuerte demanda tras la reapertura después de la pandemia, la guerra en Ucrania, el precio de la energía, la política de cero Covid de China, cuellos de botella en las cadenas de suministro, el aumento de los costes laborales, la debilidad del euro, la política monetaria desarrollada desde el año 2008 y la existencia de estímulos fiscales masivos que han estimulado la demanda.
  • Estimamos que la inflación les ha costado a los hogares valencianos en torno a 7.950 millones de euros, solamente en la adquisición de bienes y servicios, con una media de 3.859,60 euros por hogar en estos dos últimos años.
  • El dinero ahorrado durante la pandemia permitió a las familias responder al impacto, este ha empezado a agotarse. La tasa de ahorro de los hogares españoles se situó en el 5,7 % de su renta disponible en el tercer trimestre de 2022, 2,7 puntos por debajo del trimestre anterior y el dato más bajo desde el tercer trimestre de 2018.
  • También son muy diversas las causas explicativas de la aceleración del precio de los productos de alimentación entre los años 2020 y 2022. Aunque se pueden apuntar a tres factores principales: el incremento de los precios de la energía y de los combustibles, la invasión de Ucrania por Rusia y las decisiones geopolíticas derivadas y los efectos del cambio climático.
  • Los alimentos son actualmente el principal componente de la inflación. Si en enero de 2022 el precio de los alimentos suponía el 18,7% de la inflación general, en la actualidad es el 64,9. A partir de agosto de 2022, el precio de los alimentos ha sustituido a la energía como principal componente inflacionaria en nuestro país.
  • En el año 2022 se ha producido un incremento del precio de los alimentos del 14,8% y, en lo que va de año 2023, ha aumentado en otro 2,4%, situando el IPC interanual de los alimentos en el 16,5% a marzo de 2023.
  • El incremento de los costes de la cadena alimentara se ha ido trasladando al precio final que pagan los consumidores de forma progresiva y, en cierta medida, retardada. Durante todo el año 2021 y hasta marzo de 2022, los distintos actores de la cadena alimentaria han estado sufriendo aumentos de costes de insumos y energía. Los datos de inflación apuntan a que este incremento de costes no empezó a trasladarse significativamente al precio final de los productos hasta el primer trimestre de 2022. La guerra de Ucrania ha actuado como acelerador del aumento de los precios finales.
  • El aumento del precio de los alimentos viene produciéndose desde el año 2020, en el que la variación de la media anual de la inflación de los alimentos ya presentó un valor notablemente superior (2,4%) a la de los seis años anteriores (1,2% de media).
  • Los consumidores valencianos destinaron en el año 2022, 10.564 millones de euros a la compra de alimentos y bebidas no alcohólicas, un 13,1% más que el año anterior debido a la inflación pero también a un aumento demográfico del 0,95%.
  • Estimamos que el coste de la hiperinflación de los alimentos les ha constado a los consumidores valencianos 1.340,31 millones entre el año 2020 y 2022 o lo que es lo mismo, el equivalente a lo que gastarían 263.000 hogares o casi 648.000 personas en la compra de alimentos y bebidas durante todo un año. Esto supone una media de 649,20 euros por hogar o casi 264 € por persona.
  • Aproximadamente el 80% de los productos de alimentación monitorizados en la Comunitat Valenciana por el Ministerio de Agricultura han aumentado su precio de venta al público en el año 2022.
  • No solo los alimentos, la mayor parte de los productos que compran los hogares en el comercio también han sufrido aumentos significativos de los precios, por encima de la inflación general.
  • La inflación tiene un efecto heterogéneo en el consumo de las familias que depende de su estructura de gasto, composición del hogar, capacidad adquisitiva, nivel de ahorro e incluso lugar de residencia. Los hogares más expuestos a la inflación son aquellos que gastan más en alimentación y vivienda, en general, los que cuentan con niveles de ingresos más bajos. A partir del año 2021, la inflación para los hogares de menores ingresos ha sido de 2 puntos porcentuales superior a la de los hogares de mayores ingresos. También tiene un mayor impacto en el ámbito rural y en los hogares en los que el perceptor principal es una mujer.
  • El conjunto, aumento del precio de los alimentos está teniendo un efecto muy intenso en unos 480.000 hogares valencianos, que representan el 23,6% de la población (en torno a 1,2 millones de personas).
  • Los consumidores responden al efecto inflación de forma activa para minimizar sus consecuencias y poder llegar “a final de mes”. Están reduciendo el volumen de la compra en alimentación, prestan mayor atención a los precios y están recomponiendo su cesta de la compra, sustituyendo determinados productos por otros más baratos. Se trata de un consumidor más frugal, que se esfuerza por economizar a través de una compra más sencilla y menos abundante y que reduce al máximo el desperdicio de alimentos.
  • Tanto las pequeñas empresas como los grandes distribuidores las grandes cadenas minoristas han tenido que afrontar el reto de planificar y realizar compras en medio de uno de los entornos inflacionarios más duros que ha visto la industria en décadas.
  • Se ha extendido, entre la opinión pública, la percepción de que los grandes distribuidores de alimentación han utilizado este contexto inflacionista para subir los precios, más de lo necesario, para aumentar sus beneficios empresariales. Con carácter general, los datos apuntan a que esta es básicamente una inflación cuyo origen está en los costes y no en los márgenes, pero también que los márgenes de las empresas del sector han mejorado notablemente, como también lo ha hecho su beneficio.
  • Según datos del Banco de España[i], la rentabilidad ordinaria del activo, que mide la capacidad de la empresa para generar beneficios, para las empresas españolas del sector comercio y la hostelería pasó del 6,9% en 2021 al 11,2% en 2022. En estas empresas también creció aceleradamente el resultado económico bruto, es decir, el resultado generado por la actividad propia de la empresa en un 37,7% (30,5% en 2021) y el resultado ordinario neto en un 78,7% frente al 27,4% de 2021.
  • El modelo de negocio de los grandes distribuidores minorista se basa en operar con un estrecho margen de beneficio obteniendo rentabilidad en base a generar gran volumen de ventas. El margen operativo de estos operadores se situó en el 2,3% de media en el año 2021 (datos de referidos a los principales operadores). Algunos datos indican incrementos del margen operativo medio en la gran distribución en el entorno del 0,5%-0,7% en el año 2022, lo que supondría un aumento del margen medio de hasta el 30%. Por tanto, no es descartable que grandes minoristas hayan aplicado aumentos en los precios de venta que no se correspondan estrictamente con el aumento en el precio de compra del producto aplicado por los proveedores o al incremento de otros costes operativos.
  • El pequeño comercio valenciano ha podido experimentar un aumento medio de los costes en torno al 20% respecto al año anterior. En el caso de las tiendas de alimentación, este incremento puede alcanzar e incluso superar el 32%. Los márgenes en estas tiendas han podido reducirse en un 34%, lo que ha obligado a prácticamente todos los minoristas a subir el precios para no incurrir en pérdidas.
  • Estimamos que esta la reducción o eliminación del IVA en determinados productos de alimentación durante el primer semestre de 2023 tendrá un impacto económico de 283 millones de euros en la Comunitat Valenciana, con un ahorro medio por hogar de 136,50 euros. Esto permitiría compensar, en aproximadamente un 30%, el incremento de precios de los alimentos que prevemos se produzca en el año 2023.
  • El impacto de esta medida fiscal se ha visto neutralizada, en parte, por la aplicación, de forma simultánea, del impuesto especial sobre los envases de plástico no reutilizables.
  • Algunos países de la UE como Portugal o Hungría han establecido un impuesto sobre las ganancias extraordinarias del sector comercial minorista, tal y como han hecho otros muchos países respecto al sector energético.
  • Medidas como las acordadas en Francia o Grecia para ofrecer una cesta de alimentos anti-inflación funcionan mejor en países en los que existe un alto nivel de concentración de cuota de mercado en unas pocas enseñas comerciales. Esta medida supone un incentivo adicional para reforzar la posición de los supermercados/hipermercados frente al pequeño comercio y puede ser discriminatoria para aquellos consumidores que residen en municipios en los que no existe esta oferta comercial. Con carácter general, el sector comercial español ha mantenido una posición contraria a esta iniciativa.
  • Hasta el momento, en la UE, solo Croacia y Hungría han aplicado un tope al precio de los alimentos. En estos países, esta medida no ha tenido un impacto antiinflacionario ya que, en el actual contexto, son los costes de insumos y la energía y no los márgenes comerciales los que tienen una mayor efecto en la formación de los precios de los alimentos.
  • La inflación evoluciona en ciclos bastante largos y las políticas monetarias llevadas a cabo por el BCE, de aumento de los tipos de interés que se vienen adaptando desde mediados del año 2022, tardarán todavía un tiempo en tener efectos en la reducción de los precios.
  • Las presiones inflacionarias globales siguen siendo altas, pero es posible que ya hayan alcanzado su punto máximo en este inicio de 2023. Sin embargo, aunque la inflación de la energía sigue cayendo, la inflación de los alimentos y la subyacente se mantiene sin cambios.
  • El valor de consenso entre los distintos analistas sitúa el IPC total (media anual), en el entorno del 4% con un IPC subyacente del 4,5% en el año 2023. El Banco de España, sitúa la inflación de los alimentos en el 12,2% en su última revisión de proyecciones (marzo 2023), casi 4 puntos porcentuales más que la indicada en su previsión de diciembre.
  • Algunas proyecciones apuntan por lo que los precios de los alimentos podría dispararse entre abril y junio de 2023, por el efecto retardado de algunos factores inflacionarios que se han producido a finales de 2021.
  • Estimamos que la hiperinflación de los alimentos les puede costar a los consumidores valencianos en torno a 545 millones de euros en el año 2023, con una media de 262 euros por hogar.

[i] Principales indicadores económico-financieros de las empresas (4º trimestre de 2022). Banco de España, marzo 2023.

 

Conocer cómo se conforman los precios en los distintos eslabones de las largas cadenas de valor y en qué medida son responsables del aumento de los precios finales de los alimentos es una cuestión compleja. En el caso de los alimentos, parece que la tendencia en el 2023 es a la estabilización, condicionada a la evolución de los distintos costes de producción, la energía y los factores climáticos, si bien, esto no necesariamente se trasladará, de forma rápida, a los precios que pagan los consumidores.

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