El Gobierno está trabajando en el diseño de medidas para luchar contra la reduflación, la estrategia comercial que practican algunos fabricantes para paliar la subida de los costes de producción reduciendo la cantidad de producto que se vende al consumidor, manteniendo -o incluso elevando- el precio. Según ha podido saber EL MUNDO, varios departamentos ministeriales están analizando ya las posibilidades para restringir esta práctica en España, al estilo de las restricciones anunciadas en países vecinos como Francia o Alemania.
En Francia, la primera ministra Élisabeth Borne ha anunciado que, desde el próximo mes de noviembre, todos los productos sujetos a cambios de cantidad tendrán que señalarlo en las etiquetas «para no engañar más al consumidor». Varias organizaciones de consumidores han denunciado la proliferación de esta práctica en el país galo y el Gobierno va a intentar frenar el fenómeno con esta medida que viene a señalar a los fabricantes que realizan lo que allí se denomina ‘shrinkflation’.
En Alemania, la ministra de Medio Ambiente y Protección al Consumidor Steffi Lemke ha anunciado que el Gobierno pondrá fin a los «envases engañosos». En este caso, se pretenden prohibir los envases del mismo tamaño con contenido reducido de producto y la ampliación del embalaje para la misma cantidad de producto. Para el ejecutivo germano, estas prácticas son problemáticas tanto desde el punto de vista de la protección del consumidor como de la prevención del desperdicio por eso atajarlas es necesario tanto para el cuidado del medioambiente como para proteger a los consumidores.
Ambos países han tomado la delantera en este asunto que, en España, las asociaciones de consumidores vienen denunciando desde el año pasado. La primera en poner el foco fue la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), cuando en abril de 2022 denunció ante las autoridades de competencia a varias marcas de alimentación por usar el truco de la reduflación en varios productos en los que ofrecían menos cantidad por el mismo precio.
A principios de este año era Facua-Consumidores en Acción la que alertaba sobre una docena de productos con reduflación entre 500 precios analizados en nueve cadenas de supermercados. En ese caso, se trataba de marcas que habían reducido el tamaño del envase o el peso del producto y, a la vez, habían incrementado el precio.
LA CNMC, AL MARGEN
La OCU considera que se trata de una práctica «anticompetitiva» y «poco transparente» y de ahí que elevase la denuncia a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Sin embargo, desde el organismo indican a este medio que no han realizado «un análisis específico del fenómeno conocido como reduflación» ni han «recibido a fecha de hoy una solicitud del Gobierno de realizar análisis sobre esta materia».
Hay que aclarar que se trata de una práctica que es legal y que se lleva realizando décadas, pero ahora se ha sistematizado y, en un contexto de elevada inflación en la cesta de la compra, el Gobierno está haciendo un seguimiento especial sobre este tipo de estrategias comerciales.
Fuentes del Ministerio de Consumo confirman que «en estos momentos se están estudiando medidas al respecto» y que se está llevando a cabo una «acción coordinada» entre equipos de distintos ministerios competentes en este ámbito. Desde Asuntos Económicos se limitan a indicar que se está siguiendo «muy de cerca la evolución de los precios de los alimentos para certificar que se sigue manteniendo la reducción del IVA aprobada» a principios de este año para algunos alimentos básicos.
Las fuentes gubernamentales consultadas no aclaran si las medidas que se están estudiando, todavía en una fase incipiente, van en la dirección de las adoptadas en Francia (obligación de señalar en etiquetas los productos sujetos a cambios de cantidad) o en la línea de las anunciadas en Alemania (prohibición de reducir el producto en un envase del mismo tamaño y de ampliar el envase para la misma cantidad de producto). Pero sí adelantan que se están analizando distintas posibilidades.
El caso de Francia es particular. Allí hay una cadena de supermercados que ha tomado la iniciativa de empezar a marcar los productos afectados con una etiqueta que dice «este producto ha reducido su contenido y ha aumentado su precio». Se trata de Carrefour. Fuentes del sector interpretan la maniobra del grupo galo como una estrategia para señalar que la responsabilidad es de las marcas, en un momento en el que la cadena mantiene una guerra abierta con los fabricantes por la renegociación de los precios con los proveedores tras la intervención del Gobierno para congelar los precios de 5.000 productos.
Fuente: El Mundo
