Reparar, en vez de tirar, ya es un derecho

La triple emergencia, climática, de biodiversidad y de contaminación, señalada en el informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente “Hacer las paces con la naturaleza” señala como causa principal el actual modelo de economía lineal basado en la fórmula de extraer-producir-transportar-consumir-tirar, en el que, además, una gran cantidad de productos se tornan obsoletos a una velocidad cada vez mayor.

Es, por tanto, inaplazable el tránsito de un modelo económico lineal a un modelo de economía circular que minimice los residuos y el consumo de recursos, manteniendo el mayor tiempo posible la utilidad y el valor de los productos, sus componentes y materiales, extendiendo su vida útil a través de la reutilización y el reciclaje, pero también la remanufactura, el reacondicionamiento y la reparación de productos, es decir, promoviendo medidas encaminadas a combatir la obsolescencia.

Las dificultades para reparar o el elevado coste de hacerlo lleva a la eliminación prematura de productos viables que pueden repararse, que representan 35 millones de toneladas de residuos, 30 millones de toneladas de recursos y 261 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero en la UE cada año.

Además, las pérdidas de los consumidores al tener que optar por la sustitución en lugar de la reparación se calculan en casi 12 mil millones de euros al año.

En este contexto, el Consejo y el Parlamento Europeo han alcanzado un acuerdo provisional sobre la directiva que promueve la reparación de bienes rotos o defectuosos, también denominada “Directiva sobre el derecho a reparar”.

La legislación acordada facilitará que los consumidores puedan reparar un producto antes de sustituirlo, al aumentar la facilidad, rapidez y transparencia del acceso a los servicios de reparación.

Esto supondrá un impulso al sector de la reparación, reducirá los residuos y promoverá modelos empresariales más sostenibles y menos dependientes de materiales críticos extranjeros.

Las herramientas propuestas por la directiva son las siguientes:

  • La posibilidad de que los consumidores soliciten a los fabricantes la reparación de algunos productos que sean técnicamente reparables, tales como las lavadoras, las aspiradoras, los lavavajillas, los frigoríficos o los teléfonos móviles. La directiva acordada ampara el derecho de los consumidores a elegir entre la reparación y la sustitución cuando un producto se rompe o es defectuoso.
  • Los fabricantes deberán facilitar en su sitio web información sobre las piezas de recambio y a ponerlas a disposición de todas las partes implicadas en el sector de la reparación a un precio razonable, y prohíbe las prácticas que impidan el uso de piezas de recambio de segunda mano o impresas en 3D por parte de reparadores independientes.
  • Un formulario europeo de información sobre la reparación que los reparadores pueden ofrecer a los consumidores, que contiene información clara, como las condiciones de reparación, el tiempo necesario para finalizar la reparación, los precios, los productos de sustitución, etc. cuyas condiciones serán vinculantes. Las reparaciones se realizarán en un plazo razonable y, a menos que el servicio sea gratuito, a un precio también razonable, para así animar a los consumidores a optar por la reparación. El formulario deberá facilitarse gratuitamente, aunque se podrá pedir al consumidor que pague el coste del servicio de diagnóstico.
  • Una plataforma europea en línea sobre reparación que facilita el establecimiento de contactos entre consumidores y reparadores.
  • Si el consumidor opta por la reparación del producto, el periodo de responsabilidad del vendedor se ampliará en 12 meses, a contar desde la reparación satisfactoria del producto.

 

Esta iniciativa, enmarcada dentro de la Nueva Agenda del Consumidor y del Plan de Acción de Economía Circular fomenta la reparación como una opción de consumo más sostenible, que contribuye a los objetivos climáticos y medioambientales del Pacto Verde Europeo eliminando algunos obstáculos que desalientan a los consumidores a reparar, como la falta de transparencia, el difícil acceso a los servicios de reparación o las trabas de los fabricantes.

Como complemento a esta medida, destaca el Reglamento de ecodiseño para productos sostenibles, que promueve la reparabilidad de los productos en la fase de producción y la propuesta “Empoderar a los consumidores para la transición verde” que facilitará a los consumidores tomar decisiones de compra informadas en el punto de venta.

En esta línea el gobierno español está trabajando ya en la creación de un “índice de reparabilidad con el que se etiquetarán los productos eléctricos y electrónicos y que ayudará a los consumidores a tomar mejores decisiones en el momento de la compra.

El índice consiste en una clasificación de los aparatos eléctricos y electrónicos mediante una escala de cero a diez puntos que se otorgan en base a criterios objetivos. Para calcular el índice, se tendrá en cuenta la documentación proporcionada por el fabricante para la reparación y la facilidad para desmontar el producto. También sumará en el cálculo la disponibilidad de piezas de repuesto, la relación entre el precio de las piezas de repuesto y del producto original, así como otros criterios específicos en función de la existencia de servicios de asistencia y facilidad en el reinicio de software.

Y, en el ámbito autonómico, debe hacerse mención del artículo 36 de la ley 5/2022, de 29 de noviembre, de residuos y suelos contaminados para el fomento de la economía circular en la Comunitat Valenciana que expresa la clara apuesta de la administración autonómica por el fomento de la durabilidad de los productos.

Las administraciones autonómicas y locales de la Comunitat apuestan por el ecodiseño, la fabricación y el uso de productos que sean eficientes en el uso de recursos, duraderos y fiables (también en términos de vida útil y ausencia de obsolescencia prematura), reparables, reutilizables y actualizables.

Se promueve y estimula desde lo público la creación y el desarrollo de un tejido comercial de venta de productos de segunda mano, reutilizados o reparados, así como de un tejido empresarial de reparación y reutilización de productos.

En paralelo a las políticas públicas, ya se empieza a observar, sobre todo en el sector de la moda y en algunos productos tecnológicos, una creciente tendencia hacia la comercialización de artículos de segunda mano, reparados y readaptados.

Todo ello representa un conjunto de retos y oportunidades de negocio para el sector del pequeño comercio y de la artesanía, tanto para la comercialización de objetos a los que se da una “segunda vida” como todos los servicios que ello lleva asociado: captación y evaluación de los productos, reparación, reensamblaje, evaluación de ciclo de vida, revalorización de componentes y piezas, etc.

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