València sin memoria: el comercio histórico cede ante las franquicias

Los negocios tradicionales han vivido su particular mes negro con los anuncios de tres cierres consecutivos

El comercio tradicional de Ciutat Vella se va a pique. La pandemia, las obras de peatonalización y la subida de los alquileres en el centro histórico han agotado la reserva de oxígeno de los negocios centenarios, que una semana tras otra van cediendo terreno ante las franquicias. En agosto cerró Amandas Floritas, en la calle Roger de Lauria. A mediados de octubre bajó la persiana Más Masiá —en plaza de la Merced— y a finales del mismo mes siguió sus pasos el horno de San Nicolás, ubicado en la plaza a la que daba nombre. Esta semana se ha anunciado el cierre inminente de Guantes Piqueras, último comercio histórico de Plaza de la Reina. Y en próximas fechas tomarán el mismo camino otros comercios, según auguran desde la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de València.
El caso de Guantes Piqueras es paradigmático. Su última propietaria se jubila sin relevo generacional a la vista, agotada por el esprint pospandémico para compensar las pérdidas de meses y adaptarse a los costes del casco histórico. Irónicamente, tras anunciar la liquidación por cierre la puerta de Margarita Piqueras se ha llenado de gente formando colas para llevarse sus guantes y sus sombreros. El producto sigue teniendo adeptos. Y también tenía clientela el género del horno de San Nicolás, cuyo gestor ha decidido bajar la persiana al no poder asumir los costes de adaptación del local a la normativa sanitaria.
En su lugar, las calles de Ciutat Vella se han llenado de franquicias de hostelería que pagan hasta 16.000 euros al mes por el alquiler de un local de 200 metros en la plaza de la Reina y de negocios enfocados a los turistas como locales de alquiler de bicicletas o tiendas de souvenirs. «Esto supone una gran pérdida de identidad de la ciudad», denuncia Julia Martínez, gerente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de València. «La llegada de tanta franquicia supone una rotación brutal, porque casi ninguna logra consolidarse. El producto es malo, no atrae y no genera una experiencia diferente al de otras ciudades, cosa que sí hace el comercio autóctono», señala Martínez sobre la la homogeneización de las grandes capitales
El último estudio de su asociación confirma la tendencia al revelar que desde 2015 Ciutat Vella ha perdido 118 negocios, con especial impacto negativo en los comercios, ya que han bajado la persiana 101 tiendas. En el lado positivo, 19 nuevos negocios de hostelería han decidido emprender en el barrio. El informe además precisa que Ciutat Vella tiene 179 locales comerciales cerrados frente a los 61 que había sin actividad en 2015. «Nosotros llevamos quince años machacando con la pérdida de negocios, porque sabíamos que todo esto podía ocurrir. Hemos peleado para ponerlos valor y conseguir ayudas, pero al final se han cumplido nuestros temores», lamenta la gerente de la asociación de comerciantes.
Una situación que se asume con cierta frustración por carecer de una receta mágica para frenar el vaciado de comercio tradicional. La asociación ya ha logrado que se protejan los negocios emblemáticos y se bonifique al 95% el IBI de los centenarios. Y algunos comercios han salvado in extremis la falta de relevo generacional traspasando el negocio a los empleados. Poco más pueden hacer, dicen, salvo reclamar que Urbanismo tienda puentes con el comercio: “Ahora estamos con las obras del ciclo integral del agua en San Vicent y los negocios del Pasaje lo están pasando muy mal. Son obras que no se abordaron en agosto por el tema del turismo, pero las tiendas necesitan tener un acceso fácil y cómodo. Esto es algo esencial y no siempre se tiene en cuenta”, cierra Martínez.

Fuente: levante emv

noticias destacadas
agenda

Fecha: 19/09/2024

Organiza: Oficina PATECO

Modalidad: Presencial

Busca en Pateco